La enfermedad renal crónica felina: un mal enemigo de los gatos sénior
La hipertensión arterial es común en los gatos mayores y puede provocar muchos problemas graves, entre ellos la enfermedad renal crónica felina. ¿Quieres saber cómo prevenirla y ayudar a tu gato si la sufre?
Tu minino necesita que adaptes los cuidados que le ofreces a su edad: está claro que no son las mismas las necesidades de un gatito recién emancipado de su madre que las de un señor o señora gata de 10 años. Los gatos mayores tienen una serie de necesidades especiales, pero quizás una de las que hay que tener más en cuenta es que las visitas al veterinario deben ser regulares sí o sí. Es posible que mientras el gato es joven algún periodo entre revisiones se haya prolongado más de lo deseable, todos podemos tener algún despiste… Pero cuando tu compañero felino cumple los siete años no puede perderse su revisión anual porque comienzan a sufrir achaques propios de la edad que si no se detectan y controlan a tiempo pueden terminar muy mal.
Uno de los problemas habituales que pueden sufrir los gatos mayores es la hipertensión arterial. Es algo relativamente normal del sistema circulatorio: con el tiempo las arterias y venas pierden elasticidad y la presión de la sangre aumenta debido a ello. Hasta aquí todo correcto, pero como ocurre con las personas mayores el proceso no puede dejarse evolucionar libremente, sino que hay que establecer una serie de cuidados y pautas que eviten daños en ojos, riñones, corazón y sistema nervioso.
¿En qué consiste la enfermedad renal crónica felina?
Los riñones son una planta de procesamiento de residuos realmente prodigiosa: la sangre penetra en ellos llena de impurezas, estas se extraen en unos conductos que se denominan nefronas y se llevan hacia la vejiga de la orina, desde donde se expulsan del organismo. La sangre vuelve de los riñones hacia el resto del cuerpo libre de residuos.
En el riñón de un gato hay cientos de miles de nefronas, que son unidades muy sensibles a la hipertensión arterial: si la soportan de forma continua acaban dejando de funcionar. Si son pocas las que se “estropean”, las demás pueden seguir haciendo su trabajo; pero si los daños son muy grandes, las que quedan no pueden continuar filtrando las impurezas para eliminarlas por la orina. El proceso desde que comienza a haber daños hasta que podemos ver signos clínicos en el gato puede ser largo y, lo más grave, cuando vemos que el gato está enfermo es porque los riñones están ya muy dañados.
¿Cómo podemos prevenir y controlar la enfermedad renal crónica felina?
Como ocurre con cualquier enfermedad, mejor prevenir que padecer, ¿verdad? Así que lo principal es tener bien vigilado a tu gato sénior llevándolo al veterinario al menos una vez al año (o con más frecuencia si tu veterinario lo recomienda, dependerá de la salud del gato…). De esta forma se podrá detectar a tiempo si tiene hipertensión y tomar las medidas oportunas que eviten que se desencadenen todos los problemas que vienen detrás: glaucoma, enfermedad cardiaca, daños en el sistema nervioso y enfermedad renal crónica felina.
Hay una serie de cuidados generales para un gato que sufre hipertensión, aunque para problemas renales podemos hablar de alguno más concreto, como proporcionar una dieta adecuada (hay muchas dietas específicas para gatos con enfermedad renal, tu veterinario te recomendará la que mejor se adapte a tu compañero felino), vigilar que esté siempre bien hidratado… Presta atención a que no aumente de forma exagerada su consumo de agua y que no empiece a hacer pis muchas más veces de lo habitual o fuera de la bandeja, porque estos son signos de que puede ir algo mal en su riñón. Si los detectas, pide cita al veterinario.
Si cumples con estas pocas recomendaciones que, al fin y al cabo, son muy sencillas de seguir, seguro que tienes amigo gatuno sano y feliz para rato.
Amodeus te explica aquí todo lo que necesitas saber sobre la enfermedad renal crónica y cómo prevenirla.
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