Obras en casa: y ahora… ¿dónde me escondo?

Hacer reformas en casa, pintar las paredes, cambiar los muebles de sitio o modificar la decoración son situaciones que pueden afectar a la tranquilidad de nuestro gato. Por su necesidad de controlar el entorno , los gatos toleran mal los cambios y pueden generarles estrés.

Los gatos marcan sus zonas seguras con las feromonas faciales. Al modificar nosotros la disposición de los muebles o cambiar de lugar elementos decorativos, estamos introduciendo cambios en esas señales y esto modifica la percepción que nuestro felino compañero tiene de la casa, haciéndola menos amigable.

Es posible incluso que nosotros estemos inquietos o nos comportemos de modo diferente al habitual y los gatos son muy sensibles también a nuestros cambios.

Los olores no habituales de pinturas, barnices y otras sustancias químicas que impregnarán la casa durante las reformas también pueden generarles rechazo. Debemos dejarlos fuera de su alcance, pues podrían resultarles tóxicos.

El estrés generado por tantos cambios, olores y ruidos puede alterar el comportamiento de nuestro gato… Es posible que se esconda o marque con orina o arañazos verticales los muebles nuevos o las paredes recién pintadas.

Mientras duren las obras nos aseguraremos de que nuestro gato tiene un lugar donde refugiarse, al margen del ajetreo, y le limpiaremos a menudo el comedero y el bebedero, que pueden verse rechazados si se ensucian por el polvo o si se impregnan de los olores de los productos químicos.

Para conseguir que tolere mejor las reformas y que esté más a gusto, podemos  enchufar un Feliway difusor  desde una semana antes de que empiecen los cambios y mantenerlo en funcionamiento al menos una semana después del final de las obras. Con ello conseguiremos reducir los arañazos verticales  y el marcaje con orina.

De todos modos, es conveniente proporcionarle una superficie alternativa que arañar, si es que no dispone ya de ella: un rascador de árbol sólido y estable es una buena opción. Y también suficientes rutas de escape y lugares en los que esconderse.

Deberemos estar atentos a que no se escape. Si no somos nosotros mismos los que llevamos a cabo las reformas, la presencia de desconocidos entrando y saliendo puede ser otra fuente de estrés. Debemos asegurarnos de que la puerta que da a calle no quede abierta para evitar la fuga de nuestro gato.