Tu gato se merece una visita anual al veterinario

Siempre se ha dicho que “más vale prevenir que curar” y en el caso de nuestros felinos compañeros eso es especialmente cierto, pues ellos exteriorizan poco sus enfermedades: suelen mostrarse siempre fuertes y disimulan sus achaques para evitar mostrarse vulnerables ante un contrincante. Por todos estos motivos es importante vigilar su estado de salud y una buena manera puede ser haciendo una visita rutinaria al veterinario cada año

Un diagnóstico precoz puede evitarnos mucho sufrimiento y también algún dinero, pues los tratamientos suelen ser más sencillos, rápidos y efectivos al principio de la enfermedad que cuando está más avanzada.

A partir de los siete años de vida, edad a partir de la cual consideramos que un gato empieza a ser ya mayor, puede ser recomendable incluso hacerle un chequeo cada seis meses o, por lo menos, consultar con el veterinario ante cualquier cambio de comportamiento, si aparecen problemas de conducta o si vemos que está engordando.

Todos estos síntomas pueden indicar alguna enfermedad que nosotros no podemos detectar a simple vista, en tal caso, no esperes a la visita rutinaria para comentarlo con tu veterinario de confianza, piensa que la salud del gato senior puede deteriorarse muy rápidamente.

En la visita anual, se trata de examinar el estado de salud general de nuestra mascota, por lo que el veterinario le hará un reconocimiento visual y una palpación. Según su mejor criterio profesional puede practicarle otras pruebas como tomarle la tensión en el caso de gatos mayores o realizarle un análisis de sangre y una radiografía.

Algunos de los cambios de comportamiento, como subirse menos a los lugares que antes le gustaban, o comenzar con problemas de eliminación inadecuada (hacer pis fuera de la bandeja), pueden deberse a dolores en las articulaciones y con un tratamiento adecuado y algunos cambios en casa, podemos mejorar la calidad de vida.

También puedes aprovechar para hacerle una limpieza bucal, para desparasitarlo tanto interna como externamente o para actualizar las vacunas de nuestro michino, si corresponde.

Las visitas al veterinario pueden resultar muy estresantes para nuestro gato: tendremos que meterlo en el transportín, llevarlo hasta la consulta y allí se encontrará con que un desconocido lo manipula, con que no puede huir ni esconderse y con que tiene que compartir espacio con otros animales y sus olores. Definitivamente, no será una experiencia fácil para él.

Para hacerle el viaje más agradable recomendamos rociar con Feliway espray el transportín  y conectar Feliway difusor  en casa un par de semanas antes del traslado y la visita.

El veterinario es el profesional que vela por la salud de nuestro felino compañero, preparar esta visita anual puede ser algo engorroso para nosotros y estresante para nuestro gato, pero seguro que vale la pena pues nos permitirá disfrutar muchos años de un gato sano a nuestro lado.